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La aguja en el pajar: Jorge Domínguez y su exitoso caso de refugio en Colombia

Actualmente hay 42 mil solicitudes de refugio en el país. Jorge es apenas uno de los 1.300 que han aprobado.

 

Rafael Sulbarán Castillo

Rafael Sulbarán Castillo

@RafaelDSulbaran

Jorge Domínguez y su familia estaban contentos. En diciembre de 2020, además de celebrar la navidad, se encontraban muy alegres porque les notificaron desde la Cancillería de Colombia, que su solicitud de estatus de refugiado en Colombia, había sido aprobada.

Jorge esperó más de dos años por la resolución, que en este caso, fue positiva. Pero lamentablemente no todos tienen la misma historia para contar.

Colombia es el país que más recibe migrantes y refugiados de Venezuela. Actualmente cerca de 2 millones de venezolanos residen en el país, exactamente 1.842.390 según informa la plataforma Response For Venezuela (R4V), para el corte mayo de 2022. Todo este universo, contempla a migrantes, refugiados, y solicitantes de refugio y asilo.

Los venezolanos en Colombia superan en población a ciudades como Barranquilla, Cartagena y duplica a ciudades como Bucaramanga o Ibagué. Pese a esta alta presencia, hasta 2021 el 56 por ciento de los venezolanos en territorio neogranadino se encontraban bajo situación irregular, situación que ahora ha cambiado por la implementación del Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos (ETPV). Pese a estos números, también son muy pocas las solicitudes de refugio que han sido aprobadas o han terminado con alguna respuesta, como le ocurrió a Jorge.

Colombia en materia de refugio ocupa el décimo primer lugar con apenas 1.300 solicitudes aprobadas de 42.000 procesadas. Por eso, es común ver las oficinas del órgano migratorio repletas de personas que buscan renovar su salvoconducto. Hay una gran cantidad de casos acumulados como le ocurrió a Jorge.

Carolina Moreno, exdirectora de la Clínica Jurídica para Migrantes de la Universidad de los Andes, asegura que la reglamentación sobre el refugio en Colombia, “carece de marco jurídico, ya que se encuentra dentro del decreto 1067 del 2015, cuando la situación migratoria venezolana no estaba como en la actualidad”. Explica Moreno que ese decreto reglamenta diferentes puntos en materia de relaciones exteriores, por lo que el refugio no tiene un apartado o resolución exclusiva para él. Esto hace que los procesos sean lentos, engorrosos y con pocas garantías.  

“Parece que Colombia no le apuntara al refugio en su política formal”. Una de las situaciones que influyó con la creación del Permiso Especial de Permanencia (PEP), es que se aplicó como una solución transitoria y no se miró hacia el futuro inmediato. “Tal vez pensaron que la mala situación en Venezuela no sería duradera y en cuestión de unos meses o dos años, todos regresaríamos al país, pero no fue así”, comenta Dominguez.

Pero hace falta corregir esos pasos y tomar en cuenta al refugio bajo sus propias características, con independencia, y como una situación que debe atender el país y no pensarlo como algo transitorio. 

“Tal vez pensaron que la mala situación en Venezuela no sería duradera y en cuestión de unos meses o dos años, todos regresaríamos al país, pero no fue así”.

Jorge Domínguez. Refugiado venezolano Tweet

Nueva vida, nuevos problemas

Jorge llegó a Colombia en el año 2018 huyendo de la persecución política de la que fue víctima al ser un dirigente político y activista de la oposición. 

“Cuando se montó el chavismo en el poder, yo nunca estuve de acuerdo y les hice oposición de inmediato”, expresa Jorge desde su residencia en la ciudad de Pamplona, Norte de Santander, departamento fronterizo con Venezuela. 

Arribó a esa fría ciudad ubicada a unos 2600 metros de altura, junto a su familia y sus dos hijos adolescentes. “Ya la situación era insostenible, no se podía ni siquiera conseguir un trabajo digno, pero lo peor fue la gran amenaza que pesaba sobre mí y la familia”, apuntó Jorge.

Durante las protestas del 2014, que estremecieron al vecino país, Jorge fue detenido junto a compañeros del partido Acción Democrática en Barquisimeto, estado Lara. En el 2017 también fue aprehendido por defender a un grupo de jóvenes que manifestaban en las calles de la capital larense.

Jorge, quien es titulado como ingeniero agrónomo, asegura que no solo ha sido un seguimiento por su postura e influencia política en la región, sino porque fue parte de gobiernos de la “Cuarta República”, donde fue senador durante el gobierno de Rafael Caldera e incluso hasta ministro encargado de Agricultura.

“Todo ha sido porque simplemente tuve la oportunidad de surgir en la vida, de llegar a buenos cargos en la política, en el área gremial y ser un productor honesto. Por eso me persiguen.”, asegura Jorge.

Luego de la llegada del chavismo al poder, Dominguez también sufrió graves pérdidas de sus posesiones. Le fue expropiada una finca en el estado Trujillo y otra en el Estado Mérida. También le quitaron una casa ubicada en la población de Quíbor, estado Lara.

“Me dejaron en la calle, no podía trabajar, no podía hacer nada”, agregó Domínguez. 

El 03 de enero, con el año nuevo 2018, Jorge se instaló en un apartamento que luego tuvo que desalojar al quedarse sin dinero para pagar. Una familia amiga le prestó un pequeño espacio donde antes funcionaba una panadería. Allí se ha mantenido junto a su familia.

De inmediato comenzó el proceso de solicitud de refugio en Colombia. Tuvo que viajar a Bogotá para iniciar el trámite. 

Parte del procedimiento de refugio o asilo, le otorga al solicitante un salvoconducto el cual debe ser renovado cada tres meses mientras se espera por la resolución del caso. Jorge ya perdió la cuenta de las veces que lo renovó. “Ya ni me acuerdo”, dice. 

Pero luego de la aprobación del estatus, Jorge pudo sacar una visa y cédula junto a sus tres familiares. Pese a contar con documento legal en Colombia, no ha podido trabajar. Por un tiempo se defendió vendiendo pasteles venezolanos, pero con la llegada de la pandemia no pudo continuar con el negocio. 

“Ese papel no me garantiza el trabajo. Sí claro, estamos acá protegidos, pero se hace complicado poder conseguir algo productivo para hacer”, expresó.

Una de las principales características que tiene el salvoconducto de los solicitantes de refugio o asilo, es que no permite trabajar. Ahora con el decreto del Estatuto Temporal para Migrantes Venezolanos, se establece que los solicitantes de estatus de refugiado, no pueden ampararse bajo la misma figura al mismo tiempo, por lo que obliga a las personas a escoger.

Se han dado casos de la anulación de los procesos de refugio (aún no contabilizados oficialmente), para inscribirse y optar al Permiso por Protección Temporal (PPT), que es el documento otorgado por el estatuto, ya que este brinda garantías de acceso al sistema de salud, pensión, a la banca y por supuesto a un trabajo formal.

Mientras, Jorge se encuentra preocupado porque ya tiene aviso para desalojar el sitio donde vive. “Ya no hallo qué hacer, estoy buscando un nuevo lugar o bueno, poder ligar un trabajo”. Tendrá su mente ocupada en eso, pero también se encuentra en trámites para la solicitud de asilo o refugio en los Estados Unidos.

“Comencé un nuevo proceso, esta vez con el país que me brinda mejores oportunidades. Allá mis hijos podrán estudiar ya que en Colombia no fueron aceptados”, finaliza Jorge, esperando que su historia de éxito, al menos con el refugio, se repita en este nuevo país.

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